Cuando
era niña, el postre que más me gustaba eran las naranjas heladas y disfrutaba como
tal comiéndolas en verano en los chiringuitos que frecuentábamos. Aún me
encantan, pero como mi paladar se ha acostumbrado a otros manjares a los
que me cuesta renunciar; las reservo
para cuando vamos a algún restaurante oriental, en los que los postres suele
ser su punto flaco, pero siempre tienen la consabida carta de helados.
Ingredientes:
4 Naranjas de mesa
4 Hojas gelatina neutra
3 Cucharadas zumo de limón
2 Yogures naturales (pueden ser desnatados) o 200 ml. de
nata para montar (para una textura más cremosa)
3 Claras de huevo
Ralladura de la piel de una naranja
100 gr. Azúcar
Preparación:
Las naranjas van a servir como recipiente de nuestras
cremas soufflé y, por ello, lo primero es quitar con cuidado la parte de arriba
de cada pieza y vaciar toda la pulpa en un bol.
A continuación, cortamos levemente la parte inferior de
las naranjas para que puedan mantenerse de pie.
El siguiente paso lo dejo a elección de cada uno. Se puede
guardar en frio cada naranja vacía hasta el momento de rellenarlas; o, si
quieres evitar cualquier impureza que pueda haber en la cáscara, blanquearlas unos
segundos en agua hirviendo y pasarlas a continuación a un bol con agua helada para que no se reblandezcan. Secar
y guardar en el frigorífico.
Para hacer el relleno, se comprueba que la pulpa no tiene
pepitas ni restos de cáscara interior y se tritura hasta que quede lo más fina
posible.
Se pone a calentar en un cazo con el azúcar mientras se
hidratan las hojas de gelatina en agua fría.
Cuando la pulpa comienza a hervir, se aparta del fuego y
se agrega la gelatina escurrida. Se remueve con una varilla para que se integre
bien y se cambia a un bol para que enfríe.
Para acelerar este proceso, se puede realizar lo que
llaman baño maría invertido, que consiste en meter el bol donde tenemos la
mezcla de naranjas caliente, dentro de otro bol más amplio con hielo. Cuando ha
enfriado, se echan los dos yogures naturales y la ralladura de naranja,
removiendo para que se integren bien.
Se montan las claras
con el zumo de limón hasta que quedan en un punto fuerte, es decir,
cuando se puede volcar el recipiente sin que se caigan.
Se vierten poco a poco las claras en la crema de naranja
mezclando con cuidado para que mantenga el aspecto esponjoso.
Se rellenan las naranjas y se meten en el congelador
hasta el momento de comerlas.
Consejos:
Te sobrará relleno, así que ten preparadas copas o
moldes. Quedarán muy bien decorados con sirope, frutos rojos o nata montada.
En cuanto a las naranjas heladas, a mí me gusta cerrarlas
sin que rebose la crema, porque me da un aspecto más limpio y creo que está más
protegido el interior. En el caso de servirlas sin congelar, es mejor
rellenarlas con manga pastelera y acabarlas con un bonito copete.
Hay que tener en
cuenta que los helados en casa nunca adquieren la textura de los profesionales,
por lo que hay que tener previsto sacarlos con tiempo para que vayan tomando
temperatura.
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