martes, 19 de abril de 2016

NATILLAS CON BIZCOCHOS Y ANÍS




Es mi recuerdo infantil de esos domingos lluviosos de Málaga en los que nos quedábamos en casa. Mi madre madrugaba para preparar las  natillas que tanto deleitaban a mi padre. Él festejaba como nadie esa preciosa fuente  transparente repleta del dulce manjar. No era de mucho comer, en realidad fue, sin saberlo, un precursor de la nueva cocina. En la mesa le gustaba que hubiera bueno, variado y en pequeñas cantidades. Si mi madre me enseñó y me sigue enseñando a cocinar apreciando las materias primas,  fue mi padre el que me mostró la importancia de lo que él llamaba “el toque del chef”.  


Ingredientes: 

Para las natillas: 

4 Yemas de huevo
2 Cucharadas colmadas de azúcar
½ Vaina de vainilla
2 Cucharadas de maicena
½ l. Leche entera 

Para los bizcochos:
 
10 Bizcochos de plantilla o soletilla
100 ml. Anís dulce
200 ml. Leche entera

Para el caramelo:

3 Cucharadas de azúcar
Unas gotas de limón
Unas gotas de agua
 

Preparación:

Lo primero que se elaboran son las natillas a la manera tradicional.
En un cazo, se pone a calentar el medio litro de leche con el interior de la vaina de vainilla y el azúcar.
En un bol aparte, se mezclan las yemas con la maicena.
Cuando la leche comienza a burbujear, se vierte un poco sobre las yemas y se diluye bien. Se va agregando lentamente el resto de la leche caliente removiendo suavemente. Se vuelve a colocar todo el contenido del bol en el cazo y se pone de nuevo a fuego bajo. Se mueve con una espátula sin parar hasta  que se nota que la crema comienza a espesar. En ese momento se retira para que no cuaje excesivamente.
En la fuente grande o cuencos individuales en los que se va  a servir el postre, se colocan unas cucharadas de natillas como base.
Para el baño, se pone la leche fría y el anís en un plato hondo y se liga bien.
Poco a poco se van sumergiendo con cuidado los bizcochos para colocar una capa de éstos; otra de natillas;  una nueva de bizcochos;  y finalizar con las natillas.
Cuando han enfriado, se prepara el caramelo poniendo en un cazo  el azúcar con unas gotas de limón y de agua. Se deja a fuego lento sin tocar hasta que adquiere el color del ámbar.
Retirar y verter por encima de las natillas.
Meter en el frigorífico y servir bien frías pasadas unas horas.
 

Consejos: 

Mi primer consejo es que si decides elaborar esta receta es preciso hacerlo de forma que pueda reposar unas horas, es la forma de degustarlas como se merecen.
La receta es original de mi madre, quien un buen día decidió darle un giro a las tradicionales natillas. Siempre las ha hecho con anís, pero supongo que otros licores también le irán bien. Lo importante es buscar la medida de forma que se aprecie su sabor, sin  que llegue a enmascarar otros.
Las natillas parecen muy laboriosas, pero en realidad solo es cuestión de estar atenta a los distintos pasos y sus tiempos. Si temes que en la crema haya quedado algún grumo, nada tan sencillo como pasarla por un colador fino, de hecho, es algo que en repostería se suele hacer con este tipo de preparaciones.
En cuanto al caramelo, a mí no me gusta que se haga en exceso porque suele amargar, así que lo aparto en  cuanto está dorado. 

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