El
hummus es probablemente el paté más sano que podemos comer, ya que está
elaborado con garbanzos sésamo y aceite de oliva fundamentalmente. Aunque cada
vez es más fácil encontrarlo preparado en tarrinas, considero que merece la pena el intento.
Ingredientes:
1 Taza de garbanzos cocidos (pueden ser de bote)
2 Dientes de ajo
Zumo de medio limón
1 Cucharada de semillas de sésamo negras
Aceite de oliva virgen extra
Comino
Pimentón
Sal
Pan sardo
Preparación:
El primer paso es elaborar el tahini o, lo que es lo
mismo, la pasta de sésamo necesaria para esta receta.
Utilicé sésamo negro que tenía en casa, pero lo
habitual es hacerlo con el blanco. En cualquier caso, es preciso que esté ya
tostado, ya que de lo contrario, tendríamos que proceder al tueste del grano.
En el vaso de
la batidora ponemos una cucharada de sésamo y, aproximadamente, dos de aceite
de oliva virgen extra, aunque puede
necesitar más. Al ir batiendo comprobamos la consistencia, que debe ser como la
de una mayonesa. Echamos sal y ya
tenemos el tahini listo.
El siguiente paso es hacer una crema con los garbanzos
cocidos. Lo más ortodoxo es realizarlo con un pasapurés, pero si no es posible,
se hace con la batidora.
En un mortero, ponemos los dientes de ajo pelados y
troceados y un poco de sal. Machacamos el ajo y lo añadimos al puré de
garbanzos. Agregamos el tahini, el zumo
de limón y el comino, y batimos bien a mano o con ayuda de la batidora.
Comprobamos que los condimentos están a nuestro gusto,
y se vuelca en un plato hondo o cuenco. Se decora con pimentón y un chorrito de aceite de oliva
virgen extra.
Para comerlo, se usan los trozos de pan a modo de
cuchara. En mi caso, lo comimos con un exquisito pan sardo de aceite, pero los
árabes usan su famoso pan de pita
caliente.
Consejos:
Si no disponemos de tiempo, podemos utilizar garbanzos de bote bien lavados.
En cuanto al tahini, lo venden hecho, pero si crees que
no le vas a dar mucho uso, recomiendo hacer la pasta con las semillas de sésamo
en el momento en que lo vamos a necesitar. Por cierto, no te vuelvas loco o
loca buscando sésamo, en España también lo conocemos como ajonjolí y lo venden
en tarritos como las especias, aunque al peso sale más barato.
El pan sardo consiste en obleas finísimas y crujientes que
elaboraban los pastores de la isla italiana que le da nombre como alternativa
al pan tradicional, ya que se conserva en óptimas condiciones durante mucho
tiempo.
El pan de pita que usan los árabes es una delicia, pero
reconozco que comerlo con el pan sardo al aceite de oliva virgen extra me sorprendió.
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