En
Andalucía llamamos alboronía lo que en otros lugares denominan pisto. La
palabra siempre me ha parecido de una sonoridad tan bella que no encuentro
justificación a su progresiva desaparición de nuestro vocabulario.
Ingredientes:
4 Calabacines redondos
1 Cebolla
2 Dientes de ajo
1 Berenjena
4 Tomates maduros
1 Pimiento verde (opcional)
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta
Azúcar
Preparación:
En primer lugar, se pela y corta a dados la berenjena y se coloca con sal en un colador para que
suelte el amargor.
Se cuecen los calabacines enteros en abundante agua salada
durante unos diez minutos.
Se dejan enfriar y se les quita la parte de arriba, lo
suficiente para poder vaciarlos sin romperlos, ni estropear la forma.
Para extraer el interior con facilidad, lo mejor es usar
una cucharilla parisien o sacabolas.
En una sartén con un chorrito de aceite se sofríen la
cebolla y los ajos picados finamente.
Se agregan la berenjena y el interior de los calabacines y
se rehogan unos minutos.
Se rallan los tomates y se añaden al resto de verduras. Se
echa una cucharadita de azúcar para corregir la acidez.
Se salpimienta y deja cocer hasta que ha perdido todo el
agua.
Finalmente, se rellenan los calabacines y se presentan como
un entrante o guarnición.
Consejos:
Toda alboronía lleva pimientos, pero, aunque me encantan,
en casa provocan bastante desazón. Así que los eludo siempre que puedo.
Esta receta es muy vistosa y un acompañamiento perfecto
para carnes o pescados. Además, se puede hacer menos vegetariana añadiendo
jamón, carne o bacalao a los ingredientes anteriores. Asimismo, es muy
aconsejable para aquellas ocasiones en las que queremos tener platos preparados
con antelación, ya que podemos darle un
golpe de horno justo antes de servirlo e incluso gratinarlo con nuestro queso
preferido.
Otro detalle en cuanto a la alboronía: también suele llevar
calabaza entre sus componentes.
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