Las
pastelerías y El Corte Inglés son los que más se adelantan en el calendario. Al
segundo puedo esquivarlo, pero acudir cada día a la panadería de mi barrio y
ver las sabrosas torrijas llamándome, ha provocado que me pasara la mañana del
domingo entre azúcar, leche y huevos.
Ingredientes:
1 Pan de brioche (de unos 300 gr.)
½ l. Leche entera
½ Vaina de vainilla
3 Cucharadas soperas de azúcar blanca
Aceite de oliva suave o girasol
2-3 Huevos
Para el almíbar:
50 gr. Azúcar blanca
150 ml. Agua
Un trozo de piel de limón (solo la parte amarilla)
Preparación:
Se pone a calentar la leche con el azúcar y el
interior de media vaina de vainilla.
Mientras tanto, se hacen rebanadas al bies y del grosor de
un dedo aproximadamente.
Cuando la leche está punto de hervir, se aparta del fuego y
se vierte sobre una fuente honda. Se sumergen las rebanadas una a una durante
unos pocos segundos, suficientes para
que se empapen, sin que se rompan. Se
van colocando en un plato llano.
En una sartén amplia y honda, se echa bastante aceite y se
pone a calentar.
Se baten ligeramente
dos huevos en un plato hondo.
Para comprobar el punto de fritura del aceite, se echa unas
gotas del huevo batido.
Con ayuda de una espumadera ancha, se coge una rebanada del
pan remojado en la leche y se pasa por el huevo batido. Se introduce con cuidado
en el aceite y se fríe por ambos lados hasta que está dorada. Se hace
sucesivamente con todas, poniéndolas, una vez fritas, sobre un plato con papel
absorbente.
Al mismo tiempo que se van haciendo las torrijas, se ponen
en un cazo los ingredientes del almíbar y coloca al fuego para que hierva
lentamente hasta que adquiere la densidad adecuada (como de jarabe).
Por último, se van bañando en el almíbar y se pasan a la fuente de
presentación.
Consejos:
Las torrijas tradicionales se hacen con el pan habitual,
pero tanto los profesionales como los pasteleros aficionados, han dado una
vuelta de tuerca a la receta original y han aportado nuevos ingredientes. Como
amante de este delicioso dulce, me como las torrijas con el pan que sea,
siempre y cuando estén jugosas y ricas, pero tengo que decir, que el brioche
absorbe muy bien la leche y los sabores y el resultado es espectacular.
Añadirle vainilla a la leche y la cáscara de limón al
almíbar, también ha sido una concesión mía, perfectamente salvable o asimilable.
Si el almíbar no convence, se pasan aún calientes por una mezcla de
azúcar y canela o por una miel ligera y asunto resulto.
En cuanto al grosor en el corte de las rebanadas, también
va en gustos. Lo importante es que queden empapadas y no se rompan ni al
remojarlas ni al freírlas.
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