Pocos
platos me parecen tan sublimes como unas buenas croquetas. No sé a quién se le
ocurrió, pero me quito el sombrero ante quien fuera. Lo que no entiendo es que
en tan pocos restaurantes o bares sean capaces de servirlas como merecen.
Ingredientes:
Para la masa:
3 Cucharadas de harina
25 gr. Mantequilla
2 Cucharadas de aceite de oliva virgen extra
½ l. Leche
100 gr. Jamón serrano picado fino
Una pizca de nuez moscada recién molida
Sal
Para el rebozado:
Huevo
Harina
Pan rallado
Aceite de oliva virgen extra (para freír)
Preparación:
En un cazo hondo se pone a fundir la mantequilla con el aceite
de oliva. Una vez derretida, se añade poco a poco la harina para que vaya
ligando con la grasa. Se deja cocer unos segundos y se vierte lentamente la
leche fría, sin dejar de remover con una varilla. Se agrega la sal y la
nuez moscada y se mantiene la bechamel a fuego lento sin dejar de mover. Estará
en su punto cuando empiece a espesar y a separarse de las paredes y del fondo del
cazo. Entonces, se incorpora el jamón. Se rectifica de sal y nuez moscada y se
pone en una fuente o recipiente un poco hondos.
Una vez ha atemperado, se mete en el frigorífico un
mínimo de tres horas.
Tras reposar en la nevera, se procede a darles forma a las
croquetas. Para ello, con la ayuda de un cuchillo, se divide la masa en tiras.
Sobre una
superficie enharinada, se pone una tira de masa y se hace rodar sobre la
encimera como un rodillo. Se corta en porciones
del tamaño del que queramos las croquetas y se pasan por harina, huevo batido y
pan rallado. Se fríen en abundante aceite de oliva caliente. Se pasan a un
plato con papel de cocina para que absorba la grasa sobrante, y se degustan
frías, templadas o calientes, como se prefiera.
Consejos:
Para que las croquetas salgan ricas, la paciencia a la hora
de hacer la bechamel es fundamental.
Con las cantidades que sugiero, salen unas 18 de tamaño
mediano. Por supuesto, si se quiere hacer más, basta con adaptar dichas
cantidades. Lo fundamental, para mí, es disponer de un cazo apropiado y una
varilla.
La forma de hacerlas también es opcional. La que me
resulta más fácil es la que indico en la
receta, porque, además, salen muy bonitas y del mismo tamaño. Pero si se
prefiere, se pueden usar las dos
cucharas de toda la vida o una manga pastelera.
Por supuesto, el jamón serrano se puede sustituir por
cualquier otro ingrediente. Cuando me sobra pollo o el jamón cocido amenaza con secarse, los
aprovecho para hacer unas ricas croquetas.
El momento de freírlas también es muy importante, ya que
puede estropearlas que el aceite no tenga la temperatura adecuada o se echen
muchas de una vez.
Otra de las cosas que me gusta hacer, es tenerlas en el
frigorífico un ratito antes de freírlas. El frio de la nevera forma una costra
en el rebozado que hace que no pierdan
la forma y salgan muy crujientes por fuera y muy blandas por dentro.
Ummmm las croquetas!! Benditos bocaditos deliciosos...me encantan de cualquier cosa, me da igual, pero de jamón me pierden!! Bss
ResponderEliminarComo me gustan las croquetas de jamón serrano, son mis preferidas. Mis hijos se las comen que da gusto. Siempre hay que tener algunas en el congelador por si las moscas.... Un saludo.
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